¿Cómo podemos definir a un político?
Haciendo empleo de un criterio deslastrado de ejemplos perversos y malsanos que, expresamente han utilizado algunas personas que asumieron la política para hacer uso y abuso del término, y dando pie para toparnos con una connotación peyorativa al referirse a ciertas individualidades que muestran “habilidades para las intrigas de la vida política o bien que sólo vive de sus funciones políticas o que ha dejado atrás su contribución en otras áreas de la sociedad” que no sean las de la política, es prudente definir el término desde la perspectiva de un sano quehacer del trabajo que debería ejercer todo aquel que sienta el llamado para realizar funciones políticas en nuestra sociedad.
En principio podríamos definir a un político como un “ciudadano que se dedica a los intereses públicos en general y que en las sociedades democráticas participa con su opinión, con su filosofía política, con su voto, con su participación y con sus capacidades en las decisiones que se han de tomar para organizar todo los que afecte a los intereses públicos.” (Según el diccionario de la lengua español, edición del tricentenario)
Para ello es fundamental la formación y capacitación de los ciudadanos de bien, en este rol preponderante como es la construcción de los nuevos liderazgos políticos, con una visión moderna y alineada con las expectativas que nuestra sociedad reclama, tomando en cuenta que los buenos liderazgos políticos deberán nutrirse de variadas y efectivas habilidades como son: la credibilidad, la coherencia, la empatía, la afinidad con el sentir de los ciudadanos, para así lograr canalizar y encausar de la mejor forma las decisiones que en su debido momento tendrán que gestionar.
He defendido a lo largo de mi actividad política la necesidad de la preparación y formación de los ciudadanos que deberán ejercer los cargos de interés político en el futuro cercano, para evitar el fracaso del esfuerzo que nos ha tocado realizar para alcanzar el cambio político y social que la gran mayoría de los ciudadanos reclamamos, de tal manera que, la formación política deberá estar enmarcada dentro del aspecto ético, que no solo se convierta en una mera simbolización o sistematización de información o contenidos sin estimulación de criterios o de la capacidad reflexiva de los llamados a formar parte de las organizaciones que realmente aspiran a un cambio eficaz y productivo de nuestra sociedad.
Según el profesor Jorge Villasmil Espinoza catedrático de la Universidad del Zulia “el liderazgo político consiste principalmente en la potencialidad de ciertos actores o sujetos individuales y/o colectivos para confeccionar teóricamente y para estructurar e institucionalizar nuevos o renovados sistemas de representaciones sociales” todo esto, a los fines de poder establecer su actividad como fundamental en el sistema político que se ha determinado.
Para ello, se deberá utilizar una serie de estrategias, instrumentos y unidades materiales y simbólicas como son: la oratoria, la capacidad de influir, la facultad de acceder a la movilidad de los diferentes sectores sociales, la utilización de propaganda, la capacidad de organización en partidos políticos, entre otras, así como la formulación de ideas y de diversas iniciativas expuestas de manera concreta que buscarán incidir de forma contundente en la ordenación de la nueva realidad política que se desea encausar, bien sea, para mantener el estatua quo, reformarla o modificarla de manera organizada y estructural, dando apertura a un novedoso sistema político a implementar.
La transformación que se necesita en nuestro país, pasa en gran medida por la construcción de estructuras políticas cohesionadas y organizadas que permitan la formación de los nuevos liderazgos, dando cabida a las nuevas formas de pensar y actuar, que durante este periodo de oscurantismo político renacen como el ave fénix para avanzar hacia la construcción de una nueva realidad política en Venezuela.
El actuar de acuerdo a nuestra conciencia, a lo que pensamos, a lo que rige nuestro transitar en política, definirá en estos momentos de necesidad, de coherencia y empatía con los principios y postulados que defendemos, nuestro inquebrantable deseos de transformación política y social para nuestro país, nos permitirá encontramos en un nuevos escenarios de lucha, siempre en el marco de la civilidad y del espíritu democrático, para ello será imperioso que nuevas y renovadas organizaciones políticas conjuntamente con experimentados actores del acontecer político, social, académico, deportivo, asistencial, sindical, etc. unamos esfuerzos para alcanzar los objetivos que tanto reclama la sociedad venezolana en pleno, donde un liderazgo comprometido, con capacidad y espíritu indoblegable encamine al país por senderos, de justicia, libertad y donde realmente exista la preeminencia de los derechos humanos.
Creó en Dios sobre todas las cosas,en un solo libro la biblia, el problema de Venezuela no es grande,porque más Grande en victoria es Dios por eso Decreto Venezuela libre y Democrática pronto será
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